DESCUBRIENDO EL PARQUE NATURAL POSETS MALADETA

Con más del 70 % de su superficie con cotas superiores a los 1.800 m. Los macizos de
Posets y de la Maladeta constituyen dos de los núcleos montañosos más elevados del
Pirineo, encontrándose entre sus cumbres las dos de mayor altura de toda la Cordillera
Pirenaica, el Aneto (3.404 m.) y el Posets (3.375 m.).

Sus espectaculares formaciones geomorfológicas, junto con el paisaje conformado por
los aprovechamientos agrícolas y ganaderos de las poblaciones de su entorno, motivaron
su declaración como Parque Natural en 1994. La extensión del Parque Natural alcanza las
33.440 ha., con una Zona Periférica de Protección de 5.290 ha., y comprende los términos
municipales de Gistaín, San Juan de Plan, Sahún, Benasque y Montanuy. Dentro de
sus límites se encuentran tres Monumentos Naturales de los Glaciares Pirenaicos,
el Macizo de la Maladeta o Montes Malditos, el Macizo de Perdiguero y el Macizo de
Posets o Llardana.

Los glaciares cuaternarios fueron los principales agentes erosivos que dieron forma
al paisaje del Parque Natural. Esculpieron sobre granitos, calizas y pizarras, largos
valles en forma de U, colosales circos y profundas cubetas, ocupadas actualmente
por centenares de ibones, nombre con el que se conocen en Aragón a estos lagos de
montaña de origen glaciar. Algunos de los ibones que se pueden encontrar son Bachimala,
Millars, El Sen, Barbarisa, Perramó, Batisielles, Coronas, Llosás, Ballibierna,
Cregüeña, Escarpinosa, etc.
Ibón de Villamorta. M Antequera

Cuando estos ibones se colmatan debido al relleno por sedimentos y por la acumulación
de restos vegetales, surgen las turberas (“mollars” en la zona), que son terrenos musgosos y anegados con un mosaico de islotes, canalillos fangosos y orillas arenosas.
Los cauces fluviales principales que se encuentran en el Parque Natural Posets-Maladeta son el río Cinqueta en el Valle de Chistau, la cabecera del río Ésera en el Valle de Benasque y el Noguera Ribagorzana en Valle de Barrabés.

Son también importantes en el Parque Natural los fenómenos kársticos, destacando
la sima del Forau Aigualluts, por donde desaparecen las aguas del glaciar del Aneto y, tras discurrir unos 4 km. subterráneamente, reaparecen para alimentar al río
Garona en el vecino valle de Arán.

El Parque presenta una gran diversidad favorecida por los fuertes desniveles y por la heterogeneidad de suelos y relieves. En las turberas, la flora más característica es la hierba algodonera y las plantas carnívoras como la atrapamoscas o la drosera, que para suplir la falta de nitrógeno o fosfato se alimentan de pequeños insectos.

En el piso nival, se encuentran aves como el gorrión alpino, la chova piquigualda y otras Paseriformes. En los pastos alpinos y subalpinos se encuentra la perdiz nival, por encima de los 2.000 m. En esta zona tam


bién prolifera la marmota y el armiño.
En los roquedos, cantiles y gleras las especies a destacar son el sarrio, águila real, quebrantahuesos, chova piquigualda, el treparriscos, el gorrión alpino, la lagartija pirenaica, etc.

La fauna de los humedales de montaña como ríos, arroyos, ibones, fuentes, manantiales, turberas y otras zonas encharcadas está formada por especies endémicas como el desmán de los Pirineos y el tritón pirenaico. En Forau de Aigualluts las turberas es característica la lagartija de turberas. También ligada a los cauces  de agua se encuentra la nutria. En los bosques del Parque Natural se refugian
especies como los protegidos mochuelo boreal o urogallo, así como el jabalí, la ardilla, el zorro, etc.
Sapo (Bufo bufo). JC Albero
El espacio del actual Parque Natural, aunque no incluye núcleos de población, ha sido radicionalmente aprovechado por los habitantes de San Juan de Plan, Gistaín, Sahún, Benasque y Montanuy. La relación en equilibrio existente entre hombre y naturaleza ha permitido una buena conservación del entorno, así como un incremento de la diversidad gracias a los aprovechamientos realizados tradicionalmente por el hombre. De esta forma, las estibas ganaderas, pletas, bosques, panares, prados de siega, bordas y setos vivos, constituyen un patrimonio de usos y aprovechamientos inteligentes y sostenibles.

Los “puertos” de la divisoria de los valles han sido lugares tradicionales de paso para los
comerciantes, contrabandistas, pastores y viajeros, sirviendo así como vías de comunicación
M. Antequera
históricas. Como apoyo a estos pasos se construyeron en la Edad Media unos pequeños albergues
denominados “hospitales”. Algunos de ellos, como el de Benasque o el de Loaron,
se han mantenido hasta la actualidad, hoy en día equipados con modernas
infraestructuras turísticas.
En tiempos recientes han proliferado los usos de tipo turístico-recreativo, sobre todo en el valle de Benasque, entorno a los deportes de invierno, senderismo, etc., aunque en determinados municipios de Montanuy y en el valle de Gistaín todavía tiene cierta importancia la ganadería.

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